​Miguel Vieira Toro

La ciudad como la percibimos es al igual que nosotros un organismo. La ciudad tiene la particularidad de poderse habitar, experimentar y recorrer. De la misma manera en como otro microorganismo haría dentro de nuestro cuerpo. Es importante entonces entender la ciudad no sólo como una piel que vemos y podemos apreciar, las ciudades tienen entrañas, y ellas también crecen, se mueven, cambian y se destruyen. La manera en como la ciudad cambia a nuestro alrededor nos genera unas sensaciones de habitabilidad que son propias de cada una. Cuando analizamos las ciudades y vemos solamente su piel y nos basamos exclusivamente en la apariencia estética de la ciudad estamos cometiendo un error, para analizar la ciudad debemos adentrarnos, sentirla, vivirla, usarla y habitarla. En el momento en el que la ciudad es habitada y de alguna manera apropiada de manera individual por cada uno de nosotros se convierte entonces en un lenguaje que sí podemos analizar. Si una ciudad tiene buena arquitectura o no o si es ¨bonita¨o no, nos deja una información un poco vaga de lo que realmente queremos entender de la ciudad que son esas relaciones de funcionalidad y de movimiento que se generan en la misma de una manera eficiente y activa. Cuando comprendemos entonces un cruce entre forma estética y forma funcional es que podemos analizar por completo la ciudad.

En cuanto al diseño industrial, dejando al lado un poco la arquitectura, pero siguiendo con su propósito dentro de la ciudad, entendemos que un buen diseño generalmente es cuando comprendemos que no esta tan relacionado a la imagen y la estética del producto sino a la sensibilidad que le genera al usuario. De la misma manera en como la ciudad se habita y crea un sentimiento envolvente, los productos deben ser parte de ese mismo sentimiento y deben contar una historia que pertenece al usuario, al momento y al espacio. Cuando diseñamos objetos nos alejamos un poco de lo que en realidad es la esencia y el fin del producto y terminamos fabricando piezas que no funcionan. O pues que pueden funcionar pero no tienen el bagaje emocional que deberían. Para facilitar este proceso lo que nos recomienda Martín Ruiz de Azua es ¨diseñar con verbos y no con sustantivos¨. Cuando entendemos la acción que queremos generar, ya no vamos a nuestra imagen mental de la solución, buscamos una nueva alternativa que con una mente racional puede generar una idea diferente e innovadora. 

 

Reseña basada en la conferencia de María Robert y Martín Ruiz de Azua.